Augusta reina del cielo y soberana de los ángeles, tú que recibiste de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de Satanás, te pedimos humildemente nos envíes las legiones celestes para que, a tu mandato, persigan a los demonios, los combatan en todas partes, repriman su audacia y los devuelvan al abismo.
(…)
¡Oh buena y tierna madre!, tú siempre serás nuestro amor y nuestra esperanza.
¡Oh madre divina!, envía a los santos ángeles para que nos defiendan y para que arrojen fuera de nosotros al cruel enemigo infernal.
Santos ángeles y arcángeles, defiéndannos y guárdennos. Amén.
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¡Oh buena y tierna madre!, tú siempre serás nuestro amor y nuestra esperanza.
¡Oh madre divina!, envía a los santos ángeles para que nos defiendan y para que arrojen fuera de nosotros al cruel enemigo infernal.
Santos ángeles y arcángeles, defiéndannos y guárdennos. Amén.
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